LOS QUE BAILABAN

“Los que bailaban” es una pieza de teatro-guateque con la que la coreógrafa Amaya Galeote sube a escena a la generación que encontró en el baile uno de los pocos vehículos para interactuar libremente en pareja en la España de los sesenta y setenta. Una propuesta escénica que nació como un proyecto de investigación auspiciado por el Centro Dramático Nacional.

Cuenta Amaya Galeote que todo surgió mientras estaba colaborando con Alfredo Sanzol en el montaje de “El bar que se tragó a todos los españoles”, producido por el CDN. Cuando el director le pidió recrear una escena de baile de los sesenta y setenta, la coreógrafa madrileña recurrió a sus propios padres. “Les pedí que me dejaran grabarles bailando. Mirándolos, descubrí cosas de ellos que no sabía. Pararse a observar a tus padres no es algo que hagamos muy a menudo, y este pequeño acto es el germen de muchas preguntas que me surgieron en ese momento”, explica Galeote.

“Esta es una investigación que empieza en el salón de casa de mis padres y que poco a poco se ha ido trasladando a otros salones. Así se fue construyendo algo que tiene que ver con la emoción y los recuerdos. Bailar en pareja, y bien cerquita, se convirtió en la España de esos años en un vehículo para la diversión y casi el único mecanismo para interactuar en público con el cuerpo contrario. Esas generaciones se relacionaron desde el cuerpo, y eso les hizo diferentes a nosotros”. Así, “Los que bailaban” nace del interés por saber hasta dónde llegan estas diferencias y qué podemos aprender de esas personas que se enamoraban bailando.

Más de cuarenta horas de grabación sustentan este teatro-guateque, que es también teatro documental dramatizado. “Los vídeos que se proyectan están editados por temáticas como el amor y el feminismo”, explica Galeote. “Todo tiene un porqué y el orden cuenta una historia”. Junto a las imágenes, en un escenario rodeado de sillas de madera plegables, la coreógrafa hace de actriz improvisada con un texto que explica el proyecto desde una perspectiva personal. “He sido bailarina de danza clásica hasta los 34 años y ha sido ahora cuando he descubierto el placer de bailar”.